VIVIENDA EN SA PENYA_
El arquitecto catalán Sert dijo de Broner en 1973: “Comprendió como pocos la arquitectura nativa y supo saber armonizar las nuevas cosas (…) con las cosas de siempre, inmutables.” La frase se podría aplicar igualmente a la obra de Sert. Estos arquitectos no sólo descubrieron el interés de nuestra arquitectura popular, sino que supieron actualizarla con su obra sin desvirtuarla.
La casa Broner está inscrita en la memoria popular ibicenca como una demostración de la capacidad de su autor por situarse en cualquier contexto sin renunciar a sus principios teóricos. El edificio se integra en la silueta del paisaje urbano al adoptar los materiales tradicionales, el colorido y la sencillez de las formas. Un único elemento sobresale de esa silueta: la terraza, configurada por medio de unas paredes curvas que coronan el edificio y se abren hacia el mar, y que responden a un guiño plástico que nos remite a Le Corbusier, si bien dicho gesto constituye un elemento que otorga privacidad a la terraza. En el interior, la riqueza espacial contrasta con la limpieza del volumen. La casa, de reducidas proporciones, ya que apenas supera los 70 m2, plantea una sucesión de espacios relacionados con el exterior, así como una organización estratificada en plantas. La planta alta, donde se sitúa la vivienda, se abre hacia el exterior, y comunica los diferentes espacios interiores entre sí. La planta baja, donde está el estudio, que dispone de un acceso independiente, es más reservada y está contenida por un patio de pequeña escala que hace de transición con el mundo exterior.